No existen finales felices para el Xerez

 

El conjunto azulino ha perdido cinco puntos en los últimos minutos de tres partidos ligueros

Los finales felices existen solo en las películas. O, al menos, no en la historia reciente del Xerez Deportivo. Puente Genil, Lucena y Gerena. Tres guiones diferentes que tienen un triste epílogo como punto en común. Por tercera vez en la temporada, los hombres de Paco Peña han penalizado el trabajo de 90 minutos en la recta final. Y de este modo son hasta cinco los puntos que se han convertido en polvo, dejando al equipo en una situación clasificatoria muy complicada y roto emocionalmente.


El problema de concentración en los últimos minutos es evidente, pero no es el único. Dos goles a favor en seis partidos oficiales es el pobre bagaje de una plantilla que goza de una línea ofensiva destacada para la categoría. Un lastre que lo está "salvando" la solidez defensiva, donde el equipo se muestra mucho más fiable. Pero sin gol no hay felicidad y, teniendo en cuenta los últimos esquemas de Peña, Cascajo se ha convertido en referencia ofensiva por delante de un hombre que llegaba con un currículum de 32 goles; eso sí, en División de Honor.


El exceso de optimismo también puede llegar a ser negativo si oculta las miserias, porque entonces no pueden corregirse. Es momento de ser autocríticos y lanzar un mensaje claro al xerecismo. O se cierran filas y se confía públicamente en el actual cuerpo técnico y todos con ellos a muerte, o por el contrario, intenta buscarse un revulsivo desde el banquillo. Mientras tanto, las semanas pasan, la incertidumbre crece y las victorias siguen escapándose.


Los renglones del Xerez nunca han sido rectos, pero la historia reciente se ha tornado demasiado cruel para una afición que cuenta las alegrías siempre en pasado. Hace dos campañas todo parecía de color de rosas y la realidad destrozó los sueños de los xerecistas. El pasado curso se rozó el pase a la Copa del Rey -pudiendo haber recibido al Sevilla FC-  y se besó la lona de la forma más enrevesada posible. La afición recuperó la ilusión para Estepona y de nuevo cruz. Soñar dormidos y despertarse en la pesadilla. Ese es el sino cruel que persigue a la masa social del Deportivo desde 2013. Aún así, sorprende ver a los más pequeños alzando su bufanda en las gradas. A ellos sí que hay que cuidarlos como oro en paño.

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