Año I d.C.: Pozoblanco

Xerez CD
ALEJANDRO CALDERÓN

7:14 horas del domingo. El despertador del móvil no suena. O eso creo. Me despierto sobresaltado. Aún soñoliento suena el himno del Xerez en la lejanía, ¿a estas horas? Ah, que me llaman por teléfono. Es el compi de viaje, que me recoje, que ya vamos tarde. Y yo me lo creo, me visto corriendo y salgo a la calle... pero si el partido es a las doce, madre mía, eso me pasa por tener un amigo con prisa continua. Maldiciendo en arameo, sin desayunar y empezando el día con un mal presagio, ponemos rumbo a Hispalis en el primer desplazamiento de la temporada para la familia xerecista. 


Un rato después, se suma al comando XCD el tercer protagonista del día, que aunque más joven y bético, siente los colores como el que más. El viaje transcurre con las inevitables referencias a la muerte de Paquirri, acaecida en la localidad pozoalbense motivo de nuestro viaje, y las referencias a su funeral, la vuelta a la Maestranza de su féretro y la cara compungida de la Pantoja labrándose la fama de viuda de España. Tras el preceptivo desayuno de jamón ibérico y café, el destino se iba acercando y los nervios iban en aumento. 


Estos años de diáspora xerecista han traído momentos buenos y no tan buenos. Vemos los desvíos hacia Lora del Río (¡¡Bien!!) y hacia Lucena y Puente Genil (de cuyo nombre no quiero acordarme). Al llegar al final de trayecto, y tras dar una buena vuelta por el pueblo, buscando el campo de fútbol, pasamos por el monumento en memoria de ¿Paquirri?. Con lo guapo que era ese hombre, y esos ojos color aceituna, y ese busto se parece más al hermano feo de los Calatrava. O a la estatua que le hicieron a Cristiano Ronaldo para su museo. Qué cosa más fea.


Hemos llegado. Nos colocan en las cabinas de prensa. Parece que esos cristales no ven un paño y un Cristasol desde se inauguró el campo. O abrimos las ventanas o no vemos el partido. 


Fin del partido. Tras las ruedas de prensa y el excesivo peloteo de los periodistas locales a Fajardo, reemprendemos el viaje hacia los jereles. Pero son las tres de la tarde... y hace hambre, mucha hambre. Paramos en Alcaracejos, y en el bar Tic-Tac, cuya especialidad es marrano, cochino, puerco o cerdo. A elegir. Pues eso. Tras dar buena cuenta de la especialidad de la casa, regado con una buena cerveza y una magdalena de postre, volvemos al coche, que está más caliente que la isla de La Palma en estos días. Qué hartura de día. Media hora por Sevilla, para dejar de nuevo al rubito y llegamos a Jerez cerca de las siete de la tarde. Un día maravilloso. Y solo ha empezado la temporada. 


PD: d.C. (después de Ceuta).

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