Tribuna de Carlos López
10.484 cartulinas azules y blancas dibujaron el pasado domingo un colorido mosaico para demostrar al mundo del balompié que el Xerez CD está de vuelta. O, quizá, eso puedan pensar los aficionados del resto de equipos viendo como el aforo xerecista ha sido el sexto más poblado de la jornada futbolera nacional.
Se pronosticaban resultados en cafeterías y comenzaban a gotear zamarras azulinas en los aledaños de Chapín a la hora en la que ya había comido el Papa. Ambiente de antaño que, fiel a la idiosincrasia del Deportivo, no pudo terminar en fiesta. Pero eso era lo de menos para 187 aficionados que volvían a sus hogares embriagados de xerecismo.
187 nombres y apellidos que fueron acusados en 2013 de ser partícipes de fechorías por sacarse el abono de su equipo, como habían hecho durante toda sus vidas. Contra todos , emprendieron un rocoso camino de once años con el sueño lejano de ver algún día la estampa que volvió a lucir el Municipal.
Una agónica travesía donde hubo que recurrir a un Séptimo de Caballería, una Gestora que hacía milagros o un Capitán que nunca se despojó de su brazalete. Entre tanta angustia no faltó el humor incomprendido de un controverso verano, la dulce sensación de golear a las puertas de un colegio o una esperanzadora fumata de humo rojo en La Canaleja.
Con el Dúo Dinámico como banda sonora, los más fieles resistieron a un destierro firmado a puño y letra. Encontraron la solidaridad de las pedanías y también su miedo a las represalias. Desafiaron a la muerte durante siete días. Tuvieron la humildad suficiente para hacer de La Granja un fortín y vieron La Juventud como síntoma de crecimiento. Un purgatorio que alcanzó su punto final en la misma casa que un día construyeron para el Xerez CD.
XCDNEWS, fundado en agosto de 2013, nació fruto de un grito de rebeldía cuando nadie quería ser la voz del Xerez. Once años después, todo el recorrido ha merecido la pena. Volverán los debates a los colegios y los exacerbados golpes de pecho entre amigos. Y perdurará el reservado orgullo de quienes alumbraron a su equipo en la más profunda oscuridad. A esos xerecistas de otra pasta son los que hay que arropar, porque sus bufandas serán la herencia más valiosa de una próxima generación -curtida en el barro- que no descansará hasta ver a su equipo volver a tocar la gloria.
"Es solo fútbol".
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