En la vieja pizarra está marcada la fecha del domingo 1 de septiembre de 2019, la misma está aún vacía. Mientras tanto, amanece el día y la ciudad huele distinta. Huele a domingo en los que se intuye que habrá jornada futbolera. Y lo habrá en muchos países, ciudades, distintas ligas, diferentes categorías, incluso habrá algún que otro partido mañanero de amigos, veteranos o simplemente habrá algunos niños jugando con un balón en la plaza del barrio.
Avanza la jornada y muchos celebran el tan ansiado día de descanso y disfrutarán del mismo para darse un baño en alguna playa cercana, o en una piscina, ya que aún hace calor. Otros simplemente, se levantarán más tarde y otros visitarán a sus familiares.
Llega la hora de comer y tras dar buena cuenta del menú, algunos tras el mismo, dormirán la siesta, pero otros se prepararán para el partido de su vida. Hoy no es tarde de transistores ni de partido televisado, hoy es tarde de ir al estadio.
Unos lo harán en compañía de los de siempre, otros lo harán con su ritual, ya saben, su camiseta, su bufanda, el bocadillo y el carné, que no se olvide el carné.
Llega la hora del partido y la grada adquiere el color de toda la vida, mientras tanto, en el interior del vestuario, la pizarra sigue vacía. Pronto empezará a llenarse, pero hoy no lo hará de tácticas, ni dibujos con flechas, ni nombres ni nada por el estilo, hoy solo habrá escrito la palabra "GRACIAS".
Una simple palabra de siete letras, pero que todas juntas dicen mucho.
De fondo se oyen los cánticos, el ruido de los tacos en el suelo, los ¡¡vamos, vamos!!.
Y de buenas a primera, suena el silbato del árbitro y comienza a rodar el balón.
La Pizarra una vez más se queda sola, pero sabiendo que el próximo domingo, habrá una nueva jornada, y de nuevo esa vieja pizarra volverá a estar rellena, porque seguirá cumpliendo años tras los 72 que ya tiene.
Por Vicente Sánchez
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