Una locura llamada Xerez CD

Dicen que el que lo prueba no vuelve a dejarlo.



Pues así es, desde muy chico he sido seguidor del Xerez CD, me gustaba ir a Domecq con mi padre y disfrutar de los partidos del primer equipo y del segundo equipo, y me gustaba mucho hablar con los aficionados de los equipos rivales para conocer otras realidades no muy distintas de las nuestras, me sentía muy cómodo tanto en fondo como en tribuna cuando nos colábamos a veces.

Nunca entendí desde mi inocente entendimiento como había gente que criticaba o silbaba o chillaba en contra de nuestros jugadores, esos jugadores que eran portadores de nuestro escudo, de nuestros colores.

Pues nuestro equipo se fue a Chapín y ya en mi adolescencia abandoné el ver el fútbol en vivo, aunque lo seguía en las crónicas, en radio y cuando lo echaban en la tele; y fue la época en la que comenzábamos a disfrutar del Fútbol Sala en el pabellón Ruíz Mateos. Buenas tardes de sábado que viví junto con mi padre de la mano de Ricardo Villaça de entrenador, Oliva, Pareja, Pablo Abrio... y su presidente Manolo Leira.

Por temas personales y familiares estuve unos años fuera de Jerez, y a la vuelta comencé un nuevo proyecto de familia, sin tener contacto con el fútbol. Al niño que estaba siempre con un balón debajo del brazo y presumía de tener la equipación de Arconada le faltaba algo. Pasión, fútbol, xerecismo.

El destino quiso que volviera a vivir lo que había vivido de pequeño en el Domecq, tuve la oportunidad de vivir momentos y tardes de fútbol con mi padre, asistimos a la permanencia en tercera, y él volvió a mostrarme el camino del que nunca más me volveré a retirar. Una pasión, el Xerez CD.




Y a día de hoy me sigo preguntando desde mi entendimiento menos inocente porque hay parte de los aficionados que critican, silban o chillan en contra de nuestros jugadores, esos jugadores que son los portadores de nuestro escudo, de nuestros colores.

Ahora más que nunca el Xerez nos necesita, arrimemos el hombro, y toquemos las palmas porque la locura del Xerez CD sigue aquí más viva que nunca.


Por Carlos Cabral Herrera

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