A. SOTO CÁCERES
Todos hemos sido jueces alguna vez. Y no me refiero que quién haya tenido que pasar por un juzgado no se lo merezca, sino que somos los primeros en señalar con el dedo para sentenciar los problemas ajenos, pero nunca los propios. Por algo, se supone, que la justicia lleva los ojos vendados. En este caso, la balanza siempre va a estar más inclinada para un lado, más aún cuando se habla del que fuera alcalde de Jerez. Evidentemente por todos conocidos. Querido por muchos y odiado por otros. No tiene término medio. Pedro Pacheco, xerecista, como el mismo se denomina.
Tras la publicación en redes de su visita a Tardes de Tabanco -programa emitido a través del canal oficial del Xerez en YouTube-, saltaban las alarmas, sobre todo en el otro bando del municipio. Algunos resoplaban por la irritación que les producía; las palabras que proclamó cuando fue a sacarse el abono del Deportivo siguen resonando por sus cabezas.
Pues bien, en su entrevista, el exalcalde de la ciudad ratificaba todos sus éxitos y hazañas conseguidas a lo largo de veinticuatro años al frente del consistorio jerezano y, a día de hoy, como ciudadano. Se le pasó por alto hablar sobre su "retirada espiritual". Tras muchos minutos, demasiados incluso, hablando sobre sus virtudes políticas, el que también fuera presidente del Xerez hacía gala del Estadio Municipal de Chapín: "ya lo quisieran muchas ciudades europeas", sentenciaba Pacheco. La entrevista daría para crónica; de lo poco que habló del club, aclaró mucho. Sin duda se saca algo en claro y que siempre es bueno recordar: el Xerez Club Deportivo no son ni unas siglas políticas, ni ningún expresidente. Al Xerez lo hace su gente. Además, resulta curioso como algunos exigían que rodasen cabezas porque un político nos mandase fuera de la ciudad; sin embargo, aplauden al que, a través de una carta, exigía lo mismo.
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